¿Por qué Sierva? ¿Ya es Santa? ¿Qué le falta?
Artículo primero de cinco. Hna Raquel Piña.
Una vez leí que todos somos iguales, con limitaciones, defectos, pero
también con grandes cualidades y potenciales, pero al morir sabemos qué clase
de personas fuimos y me decía que existen tres: las que pasan por el mundo
viviendo, comiendo, etc., mueren y nadie las recuerda, las que pasan realizando
obras en bien de los demás y dejan huella y las últimas que son aquellas que
dan el todo por el todo y más, estas cambian la historia.
Cuando somos bautizados, Dios nos da la Santidad, somos santos, pero ¿Cómo
conservar esa santidad? ¿Cómo multiplicarla? En la vida existen cristianos que
luchamos por conservar la santidad, otros que de esa santidad sacan provecho en
bien de los demás y dejan obras, y otras que dan no el 100% sino 300, 400% y
más, de tal manera que cambian la vida no sólo de los que los rodean, sino que
van todavía más allá.
En nuestro México tenemos un sin número de estos cristianos, que dejaron huella
y si damos una mirada a nuestra Provincia Bajío veremos que fue semilla y cuna
de ellos. En nuestra Diócesis de Querétaro tenemos grandes cristianos que nos
cambiaron la vida: Padre José Guadalupe Velázquez (restaurador de la música
gregoriana y reformador de la música sacra en Querétaro ), Sotero Nieves
(luchador incansable en la persecución religiosa), Sra. Lupita Malo (vigía y
guardiana, en la persecución religiosa, para los centros donde se celebraba la
Comunión), otros tantos que muchos de nuestros padres y abuelos nos pueden
contar.
Todos, al igual que tú y yo, fueron bautizados, llenos de la GRACIA de Dios,
todos igual que tú y yo con defectos y limitaciones, con grandes virtudes y
cualidades, pasaron por nuestro mismo camino, conocieron nuestros mismos
esfuerzos, no se conformaron con cuidar de no perder la Santidad, hicieron de
ella un estilo de vida, una fuente de gracias para los demás, cambiaron la
historia.
Hablamos de estos Santos, de estos héroes, a menudo anónimos, que no solo dejan
huella, que no sólo luchan por conservar la Santidad, sino que se sirven de
ella para lograr un mundo más humano, que no buscan un lugar o un puesto de
honor, pero que viven siempre en el abrazo de Dios .
Esos, son los Santos los que, en la lucha contra el mal, no desesperan, los que
cultivan una confianza incurable, los que no creen que las fuerzas negativas y
disgregadoras pueden prevalecer, los que nos hacen ver que con todas nuestras
deficiencias y debilidades la santidad no es un ideal inalcanzable.
La Iglesia como Madre, a través de un PROCESO llamado de beatificación y
canonización, nos permite, reconocer y proclamar a algunos de ellos (no por ser
los mejores o los únicos), como modelos e intercesores.
Este Proceso de Beatificación y Canonización, es largo, minuciosos y delicado,
comprende cuatro pasos, que a la vez se subdividen en otros tantos. La Madre
Eugenia ha pasado el primero, a partir del cual se le nombra Sierva de Dios.
¿Cuáles son los pasos del proceso y en que etapa se encuentra la Sierva de
Dios?…
Fuente: diocesisqro.org